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Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha.djvu/571

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CAPÍTULO XLVIII.

comunidad con alguna honesta recreacion, y divertirla á veces de los malos humores que suele engendrar la ociosidad; y que pues este se consigue con cualquier comedia buena, ó mala, no hay para que poner leyes, ni estrechar á los que las componen y representan, á que las hagan como debian hacerse, pues como he dicho, con cualquiera se consigue lo que con ellas se pretende. A lo cual responderia yo, que este fin se conseguiria mucho mejor sin comparacion alguna con las comedias buenas, que con las no tales, porque de haber oido la comedia artificiosa y bien ordenada, saldria el oyente alegre con las burlas, enseñado con las veras, admirado de los sucesos, discreto con las razones, advertido con los embustes, sagaz con los ejemplos, airado contra el vicio, y enamorado de la virtud: que todos estos afectos ha de despertar la buena comedia en el ánimo del que la escuchare, por rústico y torpe que sea: y de toda imposibilidad es imposible dejar de alegrar y entretener, satisfacer y contentar la comedia que todas estas partes tuviere, mucho mas que aquella que careciere dellas, como por la mayor parte carecen estas que de ordinario se representan: y no tienen la culpa desto los poetas que las componen, porque algunos hay dellos que conocen muy bien en lo que yerran, y saben estremadamente lo que deben hacer; pero como las comedias se han hecho mercadería vendible, dicen, y dicen en verdad, que los representantes no se las comprarian si no fuesen de aquel jaez, y así el poeta procura acomodarse con lo que el representante, que le ha de pagar su obra, le pide. Y que esto sea verdad, véase por muchas é infinitas comedias que ha compuesto un felicísimo ingenio destos reinos, con tanta gala, con tanto donaire, con tan elegante verso, con tan buenas razones, con tan graves sentencias, y finalmente tan llenas de elocucion y alteza de estilo, que tiene lleno el mundo de su fama: y por querer acomodarse al gusto de los representantes, no han llegado todas, como han llegado algunas, al punto de la perfecion que requieren[1].

Otros las componen tan sin mirar lo que hacen, que despues de representadas tienen necesidad los recitantes de huirse y ausentarse, temerosos de ser castigados, como lo han sido muchas

  1. El felicísimo ingenio de quien habla Cervantes, es Lope de Vega, que en su referido Arte nuevo de hacer comedias, confiesa esta deferencia á los representantes y al pueblo por estas palabras:

    Y escribo por el arte que inventaron
    Los que el vulgar aplauso pretendieron.
    Porque como las paga el vulgo, es justo
    Hablarle en necio para darle gusto.