veces, por haber representado cosas en perjuicio de algunos reyes, y en deshonra de algunos linages: y todos estos inconvenientes cesarian, y aun otros muchos mas que no digo, con que hubiese en la corte una persona inteligente y discreta, que ecsaminase todas las comedias antes que se representasen: no solo aquellas que se hiciesen en la corte, sino todas las que se quisiesen representar en España, sin la cual aprobacion, sello y firma, ninguna justicia en su lugar dejase representar comedia alguna: y desta manera los comediantes tendrian cuidado de enviar las comedias á la corte, y con seguridad podrian representarlas, y aquellos que las componen, mirarian con mas cuidado y estudio lo que hacian, temerosos de haber de pasar sus obras por el riguroso ecsámen de quien lo entiende: y desta manera se harian buenas comedias y se conseguiria felicísimamente lo que en ellas se pretende, así el entretenimiento del pueblo, como la opinion de los ingenios de España, el interes y seguridad de los recitantes y el ahorro del cuidado de castigarlos: y si se diese cargo á otro, ó á este mismo, que ecsaminase los libros de caballerías que de nuevo se compusiesen, sin duda podrian salir algunos con la perfecion que vuestra merced ha dicho, enriqueciendo nuestra lengua del agradable y precioso tesoro de la elocuencia, dando ocasion que los libros viejos se escureciesen á la luz de los nuevos que saliesen para honesto pasatiempo, no solamente de los ociosos, sino de los mas ocupados, pues no es posible que esté continuó el arco armado, ni la condicion y flaqueza humana se pueda sustentar sin alguna lícita recreacion. A este punta de su coloquio llegaban el Canónigo y el Cura, cuando adelantándose el Barbero llegó á ellos, y dijo al Cura: Aquí, señor licenciado, es el lugar que yo dije que era bueno, para que sesteando nosotros, tuviesen los bueyes fresco y abundoso pasto. —Así me lo parece á mí, respondió el Cura, y diciéndole al Canónigo lo que pensaba hacer, él también quiso quedarse con ellos, convidado del sitio de un hermoso valle que á la vista se les ofrecia, y así por gozar dél, como de la conversacion del Cura, de quien ya se iba aficionando, y por saber mas por menudo las hazañas de Don Quijote, mandó á algunos de sus criados que se fuesen á la venta, que no lejos de allí estaba, y trujesen della lo que hubiese de comer para todos, porque él determinaba de sestear en aquel lugar aquella tarde: á lo cual uno de sus criados respondió, que el acémila del repuesto, que ya debia de estar en la venta, traia recado bastante para no obligar á tomar de la venta mas que cebada. —Pues así es,
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Apariencia