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Don Quijote.
gusto, que con esta carga nacemos las mugeres de estar obedientes á sus maridos, aunque sean unos porros: y en esto comenzó á llorar tan de veras, como si ya viera muerta y enterrada á Sanchica.— Sancho la consoló diciéndole, que ya que la hubiese de hacer condesa, la haría todo lo mas tarde que ser pudiese. Con esto se acabó su plática, y Sancho volvió & ver á Don Quijote, para dar orden en su partida.