Página:El jardín de los cerezos.djvu/231

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
227
LOS HOMBRIS QUE ESTÁN DE MÁS

cansada estoy! Fuí al ensayo... Todo está perfecto... Representaremos El huésped con el trombón y Ella le espera... Pasado mañana tendrá lugar el espectáculo.

—¿Para que los has traído?—pregunta Zaikin.

—¡Era indispensable, lorito! Después del te hemos de repetir los papeles y cantar alguna que otra cosa. Tendremos que cantar un dúo con Koromislof... ¡No faltaría más sino que lo olvidara!

Di a Natalia que traiga aguardiente, sardinas, queso y algo más. Seguramente se quedarán a cenar... ¡Qué cansada estoy!

—¡Cáspita...! El caso es que no tengo dinero.

—¡Imposible, lorito! ¡Qué vergüenza! ¡No me hagas ruborizar!

Media hora más tarde Natalia sale a comprar aguardiente y entremeses. Zaikin, después de haber tomado el te y comido un pan entero, se va al dormitorio y se acuesta. Nadejda Stepavovna, con risas y algazaras, empieza a ensayar sus papeles. Povel Matreievitch escucha largo rato la lectura gangosa de Koromislof y las exclamaciones patéticas de Smerkolof. A la lectura sigue una conversación larga, interrumpida a cada momento por la risa chillona de Olga Cirilovna. Smerkolof, aprovechando su fama de actor, explica con aplomo los papeles. Luego se oye el dúo, y más tarde, el ruido de vajilla... Zaikin, medio dormido, oye cómo tratan de convencer a Smerkolof para que declame La pecadora, y después de hacerse rogar mucho, consiente, y declama golpeándose en el pecho, llorando y riendo a la vez... Zaikin se acurruca y esconde la cabeza bajo las sábanas, para no oír.