Me siento mal. No me sostengo en pie. (Vacila.) Oíd, oíd... (Óyense ruidos de carruajes que se aproximan.) Se acercan... (Lopakhin y Duniascha precipítanse fuera de la habitación. Ésta queda vacía. Poco después aparece Firs, el viejo servidor, caminando dificilmente, apoyado en un bastón, y dirígese hacia la salida, por donde deben llegar los viajeros. Va vestido a la antigua. Lleva librea y sombrero de copa. Articula frases ininteligibles, como paralizado por la emoción. Óyense frases pronunciadas desde fuera.) Pasemos por aquí... Eso es..., por aquí...; ya estamos. (Lubova Andrejevna y Carlota Yvanovna entran. Carlota lleva tras sí, atado, a su perrito. Ambas están en traje de viaje. Siguen Ania, elegante; Gaief, Simeacof, Pitschik, Lopakhin y Duniascha, cargados de paquetes, paraguas y sombrillas. Camareras y criados transportan los bailes.)
¿Te acuerdas, mamá, de esta habitación?
¡Si, me acuerdo! Esta es la habitación de los niños.
¡Qué frío hace! Mis manos están heladas. (Dirigiéndose a Lubova Andreievna.) Nuestros aposentos, mamá,