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ANTÓN P. CHEJOV
Trofimof.

Tire usted muy lejos las llaves domésticas. ¡Salga de aquí! ¡Sea libre como el viento!

Ania.

¡Qué bien habla!

Trofimof.

Créame, Ania, créame. Todavía no he cumplido treinta años; pero ya he sufrido mucho. A la entrada del invierno, tengo hambre, tengo frío, estoy enfermo, nervioso, soy pobre como un mendigo. El Destino me arrastro de un lado para otro. Y por doquiera, y siempre, mi alma fué invadida por los presentimientos. Yo presiento la felicidad, Ania, yo la veo de cerca.

Ania.

La Luna asoma. (A lo lejos, resuena la canción melancólica de Epifotof. La Luna surge en el horizonte.)

Varia. (Desde el bosque de los tilos.)

¡Ania! ¿Dónde estás?

Trofimof.

Mire la Luna. (Pausa.) La dicha se acerca. Oigo sus pasos. Sí; es la dicha, por fin.