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EL JARDÍN DE LOS CEREZOS
Lubova.
Gracias..., voy a sentarme. Estoy algo cansada.
(Ania, que había vuelto a salir, bailando con Trofimof, torna, presa de gran turbación.)
Ania.
Un hombre acaba de decir en la cocina que el jardín de los cerezos ha sido vendido.
Lubova.
Vendido, ¿a quién?
Ania.
No dijo a quién. Dió la noticia, y partió.
(Ania reanuda la danza con Trofimof, y ambos desaparecen en la sala.)
Yascha.
Es un desconocido, un anciano: el que charló en la cocina.
Firz.
¡Y Leónidas Andreievitch, que todavía no está de vuelta! Se fué, llevando gabán de entretiempo. Temo que se resfríe.