— No, irás á la tarde, porque ahora no es posible dejar la casa sola.
Por la tarde estaba nuestro amigo en la sala con algunos caballeros y señoras elegantes á tiempo que entró el pobre diablo del criado lugareño, y dirigiéndose á su amo, le dijo con una voz bastante fuerte, para que todos lo entendieran.
— Señor, ¿será buena hora para que vaya á que me corten aquello que V. sabe?
Cierto dia un estudiante
Al revisar su ropilla,
Se encontró en la pantorrilla
Un enorme interrogante.
Siguió el pobrete adelante
Y al ver que en puntos herbía,
Su calceta maldecía
Diciendo; — ¡Cuan buena fuera
Si mas estambre tuviera
Y menos ortografía!
Un esclavo que iba á ser castigado por su señor se escusaba diciendo que habla cometido el delito sin querer.
Su señor contestó:
— Pues bien, sin querer vas á ser también castigado.
Un gran señor de Inglaterra, entrando un dia en los salones de la princesa de vio una señora gruesa á quien no conocía, y acercándose á un caballero joven que encontró por casualidad, le dijo:
— ¿Tendrá V. la bondad de decirme quién es esa marrana cebona que está sentada á nuestro lado?
— Esta marrana cebona, milord, respondió el ca