Que os haga á vos tan dichoso,
Como yo soy desdichado.
Al retirarse á su casa un oficial de la guardia nacional francesa, halló á su mujer entretenida con otro infringiendo abiertamente un artículo del código penal. A la vista de tal espectáculo, tira el oficial del serrucho arrebatado de cólera, y se lanza sobre el tertulio de su mujer con ánimo de acabar con él.
De repente se coloca ella en medio de los dos con las manos en ademan suplicante, y diciendo al marido:
— ¡Suspende ese golpe, desgraciado! ¿No ves que matarlas al padre de tus hijos?
Un hombre de esos que solo sirven para estar de plantón en ia calle, y que acostumbraba comer de gorra en algunas casas, supo que un conocido suyo casaba una hija dándole cien mil duros de dote. Presentóse en su casa á la hora de comer, y le dijo:
— Señor D. Tadeo, tengo que comunicar á V. un negocio que le valdrá cincuenta mil duros; pero para ello es necesario tomarse algún tiempo.
— Oyendo esto D. Tadeo convidólo á comer al instante, dejando para después el asunto.
— Bueno vá esto, pensó el picaro, mirando con gula los preparativos.
Acabada la comida, dijo el amo:
— Cuando quieras puedes hablarme del negocio.
— Me han dicho que casa V. su hija dándole cien mil duros; cásela V. conmigo, que me contentaré con la mitad, y así ganará cincuenta mil duros en un instante.
La contestación de esta salida de pié de banco no fué una paliza como era de esperar, pero es