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234 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

Trocar las manos y alargar la zurda.

Decir el sí quedito y entredientes,
Que apenas lo perciban los oyentes,
Porque si luego el novio no le agrada
Puede decir después que fue forzada.

Y con esto, y volver suspensa y muda,
Aunque esté mas alegre que viuda,
Cumple todas las leyes de la fiesta,
Y va el novio diciendo: ¡Qué modesta!!!

Pero sino le agrada su consorcio,
A dos meses le dá con el divorcio.


El aprendiz de carnicero.

Queriendo un labrador que su hijo aprendiese á carnicero, preguntó á un hidalgo, su amigo, ¿con quién podría ponerlo á que aqrendiese el oficio?

El hidalgo respondió:

— Seria de parecer que lo pusieses con el médico, porque mata lo mas liberal que he visto en mi vida.


La fé de erratas.

Un autor erudito publicó una obra digna de aplauso; dedicóla á un gran señor, que, no entendiéndola, la desestimó; pero entre los sabios se distribuyó tan pronto que se hizo segunda impresión.

En ella puso la fé de erratas de la primera, incluyendo como cabeza de todas, la dedicatoria.


Los dos sonetos peores.

En cierta ocasión presentó un poeta á un erudito dos sonetos á un propio asunto para que aprobase uno de ellos. Oyó el primero, y sin detenerse, dijo:

— Mejor es el otro.

— Pues si V. no lo ha visto, respondió el poeta, ¿cómo lo puede saber?