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294 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

Que hay ladrones de seda, no de estopa.

Llenar, no enriquecer, quiero la tripa:
Lo caro trueco á lo que bien me sepa:
Somos Píramo y Tisbe yo y mi pipa.

Mas descansa quien mira que quien trepa:
Regüeldo yo cuando el dichoso hipa,
El asido á fortuna, yo á la cepa.


El asesinato por amor.

Una señora joven, enamorada y hermosa, encontró á su marido en conversación íntima con otra, y lo mató. Fué luego presa y conducida á la presencia de Felipe IV, que quiso conocer de aquel asunto ruidoso.

— ¿Niegas el hecho? le dijo el rey.

— Señor, no.

— ¿Qué disculpa das?

— Ninguna.

— ¿Cómo has tenido valor para matarlo?

— Señor, lo amaba mucho.

— Vuelve á tu casa, le dijo el rey dulcemente.

— Señor, si he cometido un delito, no debo huir del castigo.

— Si tenias tanto amor, dijo el rey, debia por necesidad faltarte la razón. Vete, yo te perdono.


Adivinanzas.

73 — ¿Quiénes son los hombres á los que no pueden tomar medida de botas los zapateros?

74 — ¿Quiénes son los que tienen el cabello mas lejos de la nariz?

75 — ¿Cuántas leguas hay desde la tierra á la luna?

76 — ¿Cuándo entran los perros en las iglesias?


Carta de una mujer enamorada.

Una mujer casada, cuyo marido estaba ausente