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mase, que se ha presentado al señor ministro de Fomento, una Memoria suscrita por cuatro casas importantes de Inglaterra, proponiendo invertir en España 2,000.000,000 de reales en canales de riego, con condiciones aceptables, puesto que no se exigen privilegios ni el Estado tendrá que sufrir menoscabo en sus intereses. Si es todo oro lo que reluce, el ministro de Fomento, que ciertamente es de los Horneros que menos dormitan, no desaprovechará tan apetitosa oferta, porque faltan verdaderamente en España esos elementos tan útiles y beneficiosos, y sobran en el señor Ruiz Zorrilla los deseos de acometer todo género de reformas y adelantos.

Dígalo sino el reciente decreto sobre las escuelas de primeras letras, que se hallaban ¡con corta diferencia como á principios del siglo, y eran, en la mayoría de los pueblos, ya un patio ó corral, ya un portal mísero, espuestos á los incómodos de los elementos, y sin mas adeliño que unos cartones viejos, mesas desvencijadas, un crucifijo estropeado, ó alguna imagen de pecador artista colgada de una pared sucia y ruinosa. De enhorabuena deben estar los padres de familia al ver que se trata de remediar tanto defecto y abandono y construir escuelas públicas según planos adaptables á las condiciones de cada pueblo, estableciendo premios para los hombres de ciencia ó de arte que trabajen por dotar á las escuelas públicas de los medios materiales de enseñanza.

Sin embargo, nosotros que elogiamos estos pasos que se dan en la buena senda, no debemos dejar de advertir, que lo dificultoso no es mandar, sino hacer que lo mandado se egecute. Vemos grandes y verdaderos intentos de elevar en nuestro suelo la enseñanza al grado que corresponde en una nación libre y civilizada; pero no es posible dejar de notar diferencia entre los preámbulos magníficos de los decretos, y muchos de sus articulados, y entre la actividad de las órdenes y la lentitud de la egecucion. Nos referimos especialmente á la Universidad, y á la contradicción, que, por ventura, existe entre el preámbulo sobre libertad de enseñanza y los artículos que acompañaron á ese famoso y celebrado decreto, que son ni mas ni menos que la ley Moyano, la mas centralizadora y moderada, en una palabra, el delirium tremens en materia de enseñanza.

Ello es, que la Universidad se halla en situación de no saber qué leyes están vigentes y cuáles no, y convendría que cesase esta confusión.

Por fin, los maestros y profesores de música han adelantado á los escritores en punto á llevar á cabo una asociación de protección mutua y de fomento de su arte en España. Nosotros desearíamos que los literatos, ya que tienen libertad para asociarse, se reuniesen y fundasen esas corporaciones tan beneficiosas y de que tanto número existe en las naciones de Europa, en la inteligencia de que libertad significa valerse cada cual de sus fuerzas, y no esperar á que venga el cuervo de San Pablo.

Ya que debamos decir algo sobre la circular y decreto que tanta agitación causaron en estos días, y que produjo el acontecimiento tristísimo que todos deploramos, nos atreveríamos á indicar nuestra opinión de que para completar el pensamiento del gobierno, habría i que proveer á la traslación ó colocación en lugares más | accesibles de ciertos archivos célebres de España, que hoy día no son tesoro mas que para ciertas personas bien acomodadas y en lo general para extranjeros. El archivo de Simancas, por ejemplo, es como si no existiese, porque no se puede exigir que un hombre estudioso tenga los medios necesarios para encarcelarse por dos ó tres años en un pueblo, con el sólo objeto de ser. útil á las ciencias, la historia ó la literatura de la patria, ni todos gozan de las pensiones espléndidas que tienen los extranjeros investigadores de sus recónditas riquezas.

El resultado es, que otros son los que alcanzan la fama y gozan de lo que debiera correspondemos.

Nicolás Díaz Benjumes.


LIBROS Y PERIÓDICOS.

(CONTINUACIÓN.)

Él movimiento de las prensas en Alemania no ha sido de naturaleza que deba pasar desapercibido en esta revista de fines y principios de año, aunque sea preciso extender sus' dimensiones; y asi nuestros lectores agradecerán que noticiemos, primeramente, la aparición del volumen décimo del interesante Diario de Varnhagen von Ensé, que se refiere al período de la historia de Prusia, de 1853 á 1854, en que los asuntos políticos nacionales estaban completamente paralizados y era casi nulo el influjo de esta nación en los consejos de la Europa. Leyendo dicha. obra se advierte el gran contraste que ofrecen su pasado y su presente, viéndose hoy en Prusia el único grande Estado, después de Inglaterra, de quien puede esperar mucho la causa de las libertades constitucionales y el destructor de la preponderancia de Rusia sobre él continente europeo.

Una nueva historia del gran Gustavo Adolfo acaba de presentar al público G. Droysen, bajo novísimo punto de vista, manera única de escitar el interés acerca de la vida de un rey de quien tantas historias se han escrito. Hasta ahora, dice el moderno biógrafo, se ha considerado á Gustavo Adolfo como un héroe en la esfera de la religión, mientras que su verdadero carácter es mas bien el de un profundo hombre de Estado cuyas acciones fueron producto de cálculos y consideraciones políticas. En una palabra, no aparece en la nueva obra el personaje como héroe de epopeya, sino como uno de los actores de un drama complicadísimo, y en relación al puesto que le corresponde en la historia universal.

Unos «Estudios sobre la cultura de las provincias del Báltico,» de Julio Eckardt, presentan estos pueblos como la futura manzana de discordia entre Alemania y í Rusia, y anuncian la probabilidad de una guerra espantosa de razas el día en que la inevitable alianza moscovita tienda á extirpar el elemento germánico del imperio.

También es obra interesante la acabada con prolijo I estudio y anotaciones por el doctor Weiss, con el título de «Manual de la teología del Nuevo Testamento.» Es libro muy erudito y escrito con arte, y no parece que el autor pertenezca á ninguna particular escuela teológica.

Las cartas conocidamente apócrifas del filósofo Heráclito, han sido de nuevo impresas en Berlin, bajo la dirección de Jacobo Bernays, que presenta una traducción muy elegante y gran numeró de notas ilustrativas. Aunque se sabe por todos los críticos que dichas cartas no son de Heráclito, por lo menos se sabe también que fueron escritas en épocas en que existían las obras de este sabio, y es probable que contengan ¡ algo del espíritu de su doctrina. Es, pues, este libro uno de los fraudes que no pueden rechazarse con desprecio antes bien deben darse las gracias al falsificador.

El profesor Guillermo Arnold ha dado á luz un tratado sobre «Legislación romana,» én lo tocante á la propiedad y su relación con los derechos del individuo, y en lo concerniente á la constitución de la familia y leyes testamentarias. Es libro útil para los estudiantes como especie de introducción al estudio del derecho y cultura de los romanos, y no menos provechoso para los legos como especie de sumario instructivo. En un estudio preliminar, que no puede menos de ser leido con interés por todos, atribuye la decadencia del imperio romano a causas económicas y sociales, y explica, ó mejor dicho, trata de explicar la razón del hecho estraordinario de no haber decaído su jurisprudencia que sobrevivió á la general ruina.

Unos ensayos sobre «Historias de emperadores romanos,» que tienen cabida en la importante colección de disertaciones y demás trabajos pertenecientes á la Universidad de Zurich, tratan con especialidad de Trajano, de Antonino Pió y de Commodo. El biógrafo del primero ha hecho un trabajo concienzudo y útilísimo, porque de aquel emperador, nacido en itálica, apenas se tenían noticias. Los españoles debemos alegrarnos de esta novedad, por ser Trajano uno de los hijos de la Península que llegó á ceñir la imperial diadema, y á dejar memoria honrosa de su carácter y gobierno.

El doctor Fritsch, merecedor de un puesto distinguido entre los viajeros, no de esa falanje que cómodamente se instala en una elegante fonda por quince días, y vuelve á sus lares con un libro murmurador y maldiciente, sino de los exploradores que con fatigas y estudios contribuyen á estender nuestro conocimiento del globo, ha publicado una obra con el título de «Tres años en el Sur de África.» Es libro que combina la amenidad de estilo con el método y los informes científicos, particularmente en lo que toca á etimología, medicina y zoología, y está ilustrado con planchas sacadas de vistas fotográficas de los lugares que describe.

Por último, son dignos de mención los «Anales del Club Apenino,» las investigaciones del doctor Bleek, sobre «El origen de las lenguas :» un «Tratado de Economía Política, del profesor Mangoldt, obra postuma é incompleta; pero notable en las materias que presenta de adquisición, conservación y distribución de la riqueza; y varios ensayos críticos de la sociedad Shaksperiana de Alemania, sobre los dramas de Ricardo III, Troilo y Cressida, Antonio y Cleopatra.

Viniendo ahora de Alemania á nuestra patria encontramos otro orden de publicaciones muy distinto que luego nos demuestra el carácter é índole del movimiento actual del cerebro español. La política es nuestra ciencia y nuestra literatura, y á ella están dedicados todos los que forman la sociedad española, cualquiera de cuyos miembros por ínfimo que sea puede parodiar la sabida frase del poeta latino, homo sum, etc., diciendo: «Español soy, y nada que sea político me es indiferente.

La poca actividad editorial que entre nosotros se notaba de continuo, merced á las leyes represivas sobre imprenta, tomó con la revolución de Setiembre nuevo, rumbo, y como era natural, derribada la dinastía, aparecieron en seguida varias publicaciones sobre su historia y sus hechos presentados.con no vista libertad é interés para el público curioso. Subió de punto la personalidad política del pueblo español, que entraba en posesión efe derechos, por primera vez, y por cierto que no hay que acusar de pereza y de indiferencia á los maestros y apóstoles populares, pues vimos aparecer multitud de catecismos, cartillas y otras pequeñas obritas destinadas á difundir los conocimientos elementales indispensables sobre deberes y derechos del ciudadano.

Trájose luego al debate la cuestión magna de forma de gobierno, y la prensa reflejó incontinenti el interés de esta cuestión produciendo no pequeño número de libros y folletos en que se esponia á los españoles las ventajas é inconvenientes de las soluciones respectivas, y de las que seria imposible ocuparnos en los límites de una revista. Sólo sí diremos, que en actividad no nos hemos quedado á la zaga de ningún pueblo.

Pero lo característico y notable de este período ha sido indudablemente el movimiento periodístico. Si de otras naciones nos .ha llamado la atención el número de obras, en España tiene este privilegio el número de periódicos, de índole política en su mayoría, pues no sabemos que ninguno haya salido á la palestra representando exclusivamente intereses científicos, literarios, ni industriales. La abundancia de periódicos creados en los dos últimos meses del año próximo pasado y principios del presente, será siempre un fenómeno digno de cuenta en nuestra historia, que no podrá resolver dónde ni cómo han salido lectores para tantos escritores. Verdad es, que algunas de estas entidades políticas y satírico-políticas son ejemplo vivo de aquella imagen tan traída y llevada por los poetas, que nos explica lo breve del paso del nacimiento á la muerte, de la cuna al sepulcro: pero siempre que esto ha sucedido, no es por falta de curiosidad y de interés del público, sino por culpa de las hojas, que por su frialdad constitucional morían en esta atmósfera caliginosa de pasiones soliviantadas. Las que respondieron al entusiasmo, viven y adquieren cada dia mayor robustez y eco entre las masas.

De entre los periódicos políticos, á excepción de dos representantes del caido régimen que con nuevos nombres vinieron á defender antiguas cosas, los demás han sido producto y tienen la misión de defender el reciente movimiento avanzado de las ideas: de suerte que, contrariamente á lo que antes sucedia, el mayor número de periódicos representa la idea democrática, ora con puntas monárquicas, ora con collares republicanos.

No obstante que la existencia del Gil Blas y El Cascabel parecía que debiera bastar á satisfacer la natural tendencia de nuestro carácter, hemos notado aumentarse en prodigioso número los periódicos y hojas satírico-políticas, prueba innegable de que existen muchos descontentos ó de que los españoles ven mejor el lado cómico que la faz seria de las cosas. La aparición de La Gorda formó, sin embargo, época en esta cruzada periodística, con su escuela de varias hojas que sobre ella cayeron como un nublado, y después han desaparecido, ó siguieron el destino de varios cofrades que no se dejan oir en este confuso laberinto, donde aun navegan y pueden sostenerse á flote La Mano Oculta, El Pájaro Rojo y otros de cierto lastre, excelente velamen y diestros tripulantes, que seria prolijo enumerar.

Sin embargo, no podemos menos de mencionar la aparición de dos periódicos políticos satíricos; el uno con el título de Jeremías, y el otro con el de Don Quijote. El primero, con decir que está redactado por el señor Martínez Villergas, basta para dar una idea de su excelencia. Siempre será un verdadero acontecimiento la salida al estadio dé la prensa de este antiguo y esforzado paladín, en cuyo escudo están grabados trofeos de innumerables victorias, y cuya pluma, cual otra Durindana, ha sido azote de malandrines y repartido certeros y furibundos fendientes sobre los modernos Alifanfarrónes y Pandafilandos. Mucho esperamos de la nueva empresa y mote con que se presenta en el campo este célebre adalid, descollando sobre la muchedumbre de noveles y cubiertos caballeros, por aquello de que

Siempre debe ser el Preste Juan,
Mayor que el monaguillo y sacristán.

El otro, y va de caballeros, es Don Quijote resucitado, en propia persona, convertida la lanza en pluma, y traído dé los llanos de la Mancha á los tropiezos de lá corte, con su Sancho á la cola, y el sabio Merlin de trujamán ó intérprete. Esto de resucitar á Don Quijote no es cosa nueva, aunque Cervantes le dejó tendido en la fuesa de largo á largo; y en verdad que cuantos han andado con sus huesos, lo hicieron con tan mala fortuna, que en vez de darnos á Quijano el Bueno, diéronnos á Quijano el Malo. No sabemos qué será este caballero sin Dulcinea, ni qué Dulcinea es posible, cuando llegó la hora de que la luz viniese á aclarar las tinieblas que la envolvían, ya en figura de Aldonza, ya en figura de la aldeana, ya en menesterosa, que acudía á pedir prestados seis reales á un pobre de solemnidad, como Don Quijote. Ello dirá. Por ahora, su Dulcinea parece ser la monarquía, y su apostura en prospecto, no deja de ser gentil y gallarda en todo extremo.

X. X. X.