TOLEDO. MSTA HE LA ANTIGUA T M3TABLE CASA DE LOS TOLEDOS. La ciudad imperial famosa, asiento del poder de los moros y e nporio de la grandeza de los cristianos en el siglo XVI, es lan rica en edificios notables públicos y privados, que acaso no tiene rival en el mundo. La
prosperidad de que gozó en no muy remotos tiempo*, liija de su industria y de la numerosa junta de nonl*» que en ella moraban, hizo que no se escatimase g¡ sto alguno para embellecerla con toda suerte de construc ciones, como alcázares, catedrales, hospicios, templos, sinagogas, hospitales, seminarios, palacios, y sobre todo edificios particulares de que hay grande abundancia y caracterizados con bellezas, solidez y rosto de con.— es una de las personas, que, en sentir de la generali1 dad, se ha entregado con mas fé y mayor ahinco á la I larca de traducir en hechos el espíritu de la revolución que elevó al poder el ministerio actual. Desde los pri meros actos del nuevo gobierno, comenzó á notar la prensa periódica , que la fragua de este departamento gubernamental era la mas candente y el fuego el mas I activo para fundir decretos en consonancia con las as! piraciones liberales de la mayoría de la nación ; y, en efecto , los que. sean aficionados ¡í leer periódicos, no habrán dejado de notar, que mientras la censura sece
DON MANUEL RUIZ ZORRILLA.
I liHba con los colocados al frente de otros ¿ninisterios,
El ministro de Fomento del Gobierno provisional, i ya por su lentitud y pereza en la obra de demolición y
cuyo retrato verán en este número nuestros lectores, i reconstrucción . ya por no acometer decididamente las
reformas necesarias, el señor Ruiz Zorrilla recibía de
continuo plácemes y enhorabuenas por sus resoluciones
y decretos. Verdaderamente debemos roconoceren este
ministro un hijo legítimo de la revolución, que toma á
pecho la faena y considera como cuestión de honra el
no parecer desnaturalizado; pero, si, por ejemplo, mu
cho ha hecho respecto á la enseñanza en general ,
nosotros hemos sido de los que no le han escaseado elo
gios, hallamos todavía un gran vacío en todo lo refe
rente á la organización universitaria y á la rehabili
tación de la autonomía de estas corporaciones, destina
das á un influjo y papel importantísimo en épocas de
libertad. Es preciso que las universidades dejen de ser
por completo oficinas de gobierno como las hicieron
tes cómicos del señor Santisteban, tanto por el nombre
del autor, que el público estima como es justo, como
para demostrar ligeramente que, de la política, sólo de
ben llevarse al teatro hechos de circunstancias que
aviven el sentimiento patrio. Los problemas políticos
sólo pueden resolverse en su propia esfera.
Madrid ."i de febrero de 1869.
E. Bü TILLO.
tracción. A este número pertenece el edificio cuya fa chada representa nuestro grabado, que si bien antiguo y desprovisto de elegancia en lo interior, es notabilísi mo por el sello que conserva de la época en que se le vantó, y por la portada riquísima que tiene , la cual no deja de 'lámar la preferente atención de lodas las per sonas de gusto que visitan la ciudad imperial v prima da de las iglesias de España.
