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marchado todos. ¿Qué digo todos? Se han marchado más de los que habia. ¡Corramos, hija mia!

Corrieron a la escalera, y vieron el campamento del Rey ocupado por los gendarmes. La bandera griega flotaba triunfal en la cima del abeto. El sitio de Hadg: Stavros estaba ocupado por el señor Pericles. La señora Simons voló a sus brazos con tal ardor, que a él le costó trabajo evitar que lo abrazase.

—¡Angel divino — le dijo —, los bandoleros se han marchado!

El capitán respondió en inglés:

— Sí, señora.

143 — Usted, sin duda, les ha hecho huir.

— Ciertamente, señora; sin nosotros, estarian aqui todavia.

¡Admirable joven! ¡La batalla ha debido ser terrible!

—No mucho: batalla sin lágrimas. No he tenido más que decir una palabra.

—¡Y somos libres!

— De seguro.

1 —¿Podemos volver a Atenas?

— Cuando usted quiera.

—Pues bien, ¡vamos!

Por el momento, imposible.

¿Qué hacemos aqui?

— Nuestro deber de vencedores: guardarel campo de batalla.

— Mary—Ann, dale la mano a este caballero.

La joven inglesa obedeció.