cinéticos, el átomo adquiere un cuarto grado de libertad, trascendiendo a la cuarta dirección en el espacio. Sostengo a la vez que la noción de infinito solo es compatible en el raciocinio matemático que la define, según todos lo sabemos, como el incremento constante de una variable: es decir que nosotros creamos el infinito, trascendiendo dentro de nosotros mismos con esa maravillosa discrepancia de poder entre nuestra percepción y nuestra mente, alegorizada por el misterio eleusino en la leyenda de Prometeo encadenado. El progreso de la ciencia es una ascensión hacia la libertad por el camino de la verdad y del honor.
Raciocinio matemático he dicho, y véase de ello un ejemplo capital. La memoria que con motivo de su examen de admisión a la facultad de filosofía de Goettingue presentó Riemann en 1854, contiene esta página definitiva:
"Cuando se amplía las construcciones del espacio a lo inmensurablemente grande, hay que establecer una distinción entre lo ilimitado y lo infinito. Lo primero pertenece a las relaciones de extensión, lo segundo a las relaciones métricas. Que el espacio sea una variedad ilimitada de tres dimensiones, es hipótesis que se aplica a todas nuestras concepciones del mundo exterior, que nos sirve para completar a cada instante el dominio de nuestras percepciones efectivas, y para construir los lugares posibles de un objeto buscado, hallándose constantemente verificada en todas sus aplicaciones. La propiedad del espacio, de ser ilimitado, posee, pues, mayor certidumbre empí-