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—¿Pero en qué puede
usted ayudarnos? había preguntado Huanca a Benites, desde el
—
le
pri-
mer momento.
—
— —
había respondido gravemente el ¡Ah! Yo tengo Ya le diré después. agrimensor ¡Ya se lo en mis manos una cosa formidable!. .
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i
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diré otro día!.
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Servando Huanca aguardaba con ansiedad esta
revelación
del
agrimensor, y de aquí su
campaña tenaz y ardiente por ganarlo totalmente a la causa de los peones. Además, el herrero tenía prisa en ver claro y orientarse cuanto antes en lo tocante a los lados flacos de la "Mining Society" y de los gringos, para iniciar inmediatamente sus trabajos de propaganda y agitación entre las masas. Ya por impulso propio, los obreros empezaban a dar signos prácticos de descontento y de protesta. No había entonces tiempo que perder. Huanca volvió a decir ahora al agrimensor, con un calor creciente:
— ¡Escoja
usted! ¡Y escoja usted con since-
ridad, con franqueza y sin engañarse a usted mismo! ¡Abra bien los ojos! ¡Piénselo! ¡Usted mismo me dice que le dan asco y pena y rabia
crímenes y robos de los "Marino"! ¡Usted está convencido de que, en buena cuenta la "Mining Society" no hace más que venir al Perú a sacar nuestros metales, para llevárselos al extranjero! ¿Entonces?. ..¿Ya usted mismo, por qué lo han botado de su puesto? ¿Por qué? ¿Usted cumplía con su deber? ¿Usted trabajaba? ¿ Entonces ? ¡Porque Taik se deja llevar de los chismes de Marino' respondió en una queja infinita Benites ¡Por eso! ¡Porque Marino me detesta! ¡Sólo por eso! ¡Pero yo sabré vengarme! ¡Por esta luz que nos alumbra! ¡Yo me venlos
mismo
—
—
garé!.
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