le bastara al mérito con presentarse, el mérito se presentaría y sería elegido. Pero vemos al mérito más inquieto que a la estupidez, empleando formidables mecanismos, arriesgándose como. en terreno sembrado de abismos.
Es una lotería en la que es preciso trampear.
El sufragio universal, natural y bonachón, el que no ha pasado por las cacerolas de la política, no existe. No hay más que el sufragio universal aderezado, sofisticado, trabajado couna pasta durante semanas, prometido como un excelente guiso al buen pueblo que carece de pan; y hasta ocurre que habiéndole puesto al horno un candidato, es su adversario quien se lo come. ¿ Por qué? No se sabe. Una jugarreta.
Y lo que prueba hasta qué punto el sufragio úniversal es un instrumento poco conocido, que nadie tiene completamente en su mano y que toda el mundo quisiera hacer suyo, es la lucha terrible que ultimamente tuvo lugar con motivo del escrutinio de distrito y el escrutinio de listamo Reuniendo los argumentos que se lanzaron a la cabeza de una parte y de otra, se obtendrá la requisitoria más aplastante que nunca se haya escrito contra el sufrágio universal: por un lado, el escrutinio del distrito, con sus barrios podridos, sus compras de conciencias,