Página:En el Mar Austral - Fray Mocho - Jose Seferino Alvarez.pdf/182

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

180

EN EL MAR AUSTRÁL

La carne es repugnante. y á este respecto agregó Smith:

— Para comerla se necesita tener mucha hambre y un estómago a prueba de ascos: es aceitosa. muy parecida á la de los tiburones ó las ballenas y tiene un olor á marisco podrido, inaguantable. Yo no la he podido pasar nunca, aunque esto no es extraño, pués con la de lobo, que es también parecida. me ha sucedido lo mismo. El huevo es hediondo y muy áspero al paladar, pero es medianamente pasable, así como lo es el pichón tierno.

— Si los gobiernos, —dijo Oscar,— supieran la fortuna que tienen en los pengüinos, quizás los cuidaran más. Este pájaro no tiene desperdicio: todo él es oro, desde las plumas al estiércol. En una grasería es donde se vé: no se tira de él sinó el pico y lás uñas, pués hasta los huesos se vuelven aceite fino. Y después lo que valen sus detritus. Se les llama huano de segunda clase porque es muy lavado y poco fuerte, pero se paga hasta dós esterlinas la tonelada. El huano de las costas de Chile y del Perú, donde nunca llueve ni hay la humedad que aquí y sí un calor secante, es el de primera, que vale sus seis libras esterlinas la tonelada con toda facilidad: pero los dós són iguales, salvo las diferencias del clima en que se producen.

Habíamos llegado al desembarcadero de Puerto Haberton y luego de amarrado el cútter trepamos una suave colina arenosa y alcanzamos al galpón donde se halla el almacén.

Mas allá, en la ladera de un pequeño cerro verde, pastaban diseminadas un centenar de vacas y más acá, á la izquierda de la casa que ocupaba la familia propietaria del dominio, en un precioso ribazo tapizado de gramilla y con apariencias de parque inglés, se extendía una majada de blancas ovejas, cuyas crias triscaban rezagadas.

El dueño del almacén, que era un hijo del Sr. Bridges,