Todas las penalidades que sufrieron las familias de aquella tribu en sus peregrinaciones, en las frias llanuras de México y Puebla, y el aspecto agradable de estas comarcas, contribuyeron á que le dieran ese nombre que simboliza la alegría y el contento.
Al descender á estas partes, la tribu quedó sorprendida á la vista de estos lugares: la naturaleza se le mostraba propicia: el clima, templado por los ardores de las costas vecinas; el encanto inesplicable de estas llanuras y praderas, en que, á semejanza de la isla de Calipso, reina una primavera eterna, y la abundancia de fuentes y cascadas, la cautivaron tanto mas, cuanto que para gozar de esas ventajas no tenian que temer las rivalidades de ningún pueblo como las que, á pesar de sus victorias, les obligaron á emigrar de Payahutlan.
El valle de Orizaba se llamó desde enton-