demás poblaciones que se estienden desde las faldas del Orizaba hácia el Este, volvieron á quedar sujetas, aunque no así las de Ahauializapan.
En cuanto á estas provincias y las de Huatusco y Cotaxtla, el conquistador reservó para mas tarde someterlas, como á su vez lo dirémos, pues le preocupaba por entonces, como debia ser, el pensamiento de hacerse de México, á todo trance.
No era de extrañarse que los caciques de estos rumbos, creyendo perdidos á los españoles, como resultado inmediato de aquella derrota memorable, temieran las represalias de que serian víctimas por la obediencia que con tanto apresuramiento juraron á los extrangeros, y trataran de probar su adhesion á la corte mexicana con aquel acto sangriento.— No es la historia, en verdad, la que escasea ejemplos semejantes: con harta frecuencia el temor inspira sentimientos culpables, por mas que aparezcan justi-