tidumbre dolorosa con que de años atrás luchamos, amenazados de una completa disolucion social.
Los habitantes de Ahauializapan, mas rudos que las generaciones que los sustituyeron; pero menos presuntuosos y acaso mas patriotas, se doblegaban, no á las tristes consecuencias que las pasiones políticas puestas en juego, mezquinas y miserables siempre, nunca ventajosas al bienestar de los publos, arrojan de sí, sino al peso invencible de un poder que por el valor real con que se les mostraba, y por el fatalismo con que ellos miraban aun los asuntos mas triviales de su vida particular, juzgaban irresistible para combatirle é inevitable para abrigar ni una sola esperanza de poder librarse de él.
Los ahauializapantecatl[1] volvieron á las tierras de sus padres, no como señores y
- ↑ Naturales de Ahauializapan.