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Página:Ensayo sobre el hombre (1821).djvu/40

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placer, pasatiempo., adorno y alimento! El que alimenta para tu mesa al cervatillo retozon, igualmente benéfico para con él, esmaltó de yerbas y flores los prados. ¿Se remonta acaso por tí á gorgear la alondra en los aires? La alegría es quien agita sus alas, y á quien debemos la melodía de su canto. ¿Ejercita acaso por tí el gilguerillo sus órganos armoniosos? Su alborozo y sus amores son los que hinchen el aire de dulces sonidos. El bridon arrogante ora corra ó piafe ostentoso, parte el placer y la gloria con su ginete. ¿La semilla que tapa la tierra es quizá para tí solo? Las aves vendrán á por su grano. ¿Es quizá toda para tí solo la dorada cosecha de un año abundante? Tú pagarás, y con razon, el trabajo de los bueyes que te la ganaron: y el lechon, que no trabaja nunca, ni ara, ni obedece á tu voz, vivirá regalado y cuidado de tí, que crees ser el amo y señor de todo.

Sabe pues que todos los hijos de la naturaleza son dignos de sus cuidados. La piel que abriga al Monarca, cubría y abrigaba primero al oso. Cuando el hombre dice: he aquí como todo se hizo para servirme á mí: "he aquí el hombre, dice el ansaron, que sirve para mi regalo." ¡Qué afan, qué cuidado en guardarle, alojarle,