males de la Monarquía á los diversos usos de las regiones que la integraban y habríase por el contrario, execrado la estéril política eminentemente dinástica que siguieran, dóciles á los dictados del amor propio ó del orgullo de familia, los Reyes de la Casa de Austria.
Otra de las acusaciones que pesan sobre la memoria de Olivares es la de haber ayudado eficazmente ó visto por lo menos impasible el desarrollo de la intolerancia religiosa que, valiéndose del ominoso instrumento del Santo Oficio, fué causa de la postración de España y del lamentable atraso cuyas consecuencias sufrimos todavía.
Cabe disculpar á Olivares de la aquiescencia con que dejó que la Inquisición funcionara durante el período de su mando cual había funcionado en el transcurso de todo el siglo XVI. Para el hombre del día que no sepa trasladar su espíritu al tiempo de Felipe IV, la conducta de este Monarca y la de sus ministros serán dignas del mayor vituperio; pero para el