papel que le había asignado la Providencia, ganoso de emular las glorias de sus predecesores, amante de la justicia, celoso de todo aquello que atañe á su administración recta, solícito por la educación de sus hijos á quienes prodiga consejos en los cuales resplandece juntamente con la dignidad del caballero la luz de una inteligencia no vulgar. Si manifestó Felipe afición á las comedias, justas, galanteos y saraos, no abandonó en alas del deseo de apurar goces tan efímeros, sus altos deberes de monarca. Si á veces no fué todo lo activo en ejecutar que requería la gravedad de los sucesos, dio en cambio pruebas de asiduidad escrupulosa en el despacho de los papeles de Estado; y si no supo prever en varias ocasio nes próximas é inminentes catástrofes, supo llorarlas con dignidad y más de cuatro veces turbaron su sueño ó amargaron el placer que le causaba la pompa de las fiestas del palacio del Buen Retiro, las desdichas del pueblo español á quien con paternal cariño
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