instrucción primaria y aun la segunda enseñanza, con los escasos cultivadores con que cuentan los estudios superiores. Verdad es que las personas que los cultivan se circunscriben, por lo general, á una determinada materia y las investigaciones que dentro de ella hacen constituyen un verdadero sacerdocio.
La seriedad del carácter, la frialdad del temperamento, incapaz de sentir súbitos y someros entusiasmos, no tolera la existencia de los diletantes, plaga de las sociedades meridionales, y profesión perjudicial que resta soldados á las filas del material progreso.
No sé si con las consideraciones que acabo de exponer, frutos de una observación asidua, habré tenido la fortuna de abocetar la psicología del pueblo escandinavo. Claro es que mi propósito ha sido únicamente trazaros las líneas generales del alma sueca, las que son comunes á todos los individuos pertenecientes á aquella raza; las que pueden servir de base para sacar deducciones que contribuyan á