aristocracia desempeñaba papel preponderante. Su imaginación, en esto más francesa que española, se prenda de los títulos, prerrogativas y preeminencias que á sus personajes discierne, y con verdadera fruición se complace en enumerar títulos y honores como si en aquel momento se deslumbrasen los ojos del novelista al contemplar las llaves, bandas y penacho que cuelga á los mismos héroes, por él sin misericordia escarnecidos. El Sr. Antón del Olmet se burla de la ampulosidad con que los franceses ofrecen el similor como si fuera oro de ley, y cubren con somerísimo baño de exquisitez la más baja pacotilla; y alucinado por el patriotismo no advierte cuan poco se diferencia del estilo paradójico que él flagela, el énfasis que pone al servicio de su indignación pesimista.
El Sr. Antón del Olmet, que posee vasta cultura clásica y conoce y siente la hermosura de las letras castellanas del áureo siglo, ya por él glosadas é imitadas en elegantes