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Página:Ensayosdecritica00zayauoft.djvu/320

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relaciona con las generosas lides de la inteligencia y obscuramente ejercitaba la pluma con esa tenacidad vigorosa que es patrimonio exclusivo de los temperamentos sanos y de las bien educadas voluntades.

Era el Sr. Mesa casi un niño y yo muy joven todavía, cuando ambos pertenecíamos á una pequeña Sociedad literaria que celebraba concursos semanales y de la cual formaban parte entre otros aprovechados mozos, el castizo poeta Manuel de Sandoval, hoy Catedrático de Literatura en el Instituto de Córdoba, el malogrado Federico Canalejas, versificador fácil y de humor al par regocijado y melancólico.

El Sr. Mesa tanteaba allí sus fuerzas con una modestia tan desprovista de afectación, que se granjeó desde luego la simpatía y el aprecio de todos sus compañeros. Sentía él dentro de sí una voz que le decía: «Tú vales»; pero, desconfiando de las propias aptitudes, convertía el presente en futuro y se aprestaba