á facilitar el cumplimiento del vaticinio leyendo con avidez y entusiasmo libros clásicos y castizos, no con el propósito de sujetar el vuelo de la fantasía á ninguna rigurosa disciplina, sino con el ánimo de transformar en algo propio cuanto hallare de eterno é inmutable en sus lecturas, para modelar después la masa de conocimientos adquiridos en el molde original de su singular temperamento.
A poco que el lector se fije en las cultas páginas de Flor pagana, encontrará en ellas reflejado el proceso de la formación de la personalidad literaria de nuestro autor y quedará subyugado por el encanto de ese antípoda del énfasis que se llama la sencillez. El conocimiento de la Sagrada Escritura queda patente así en el erótico arrebato que da nombre al libro como en la narración que le sigue denominada «Cristo solo». En aquel trozo en prosa, de lírica poesía consagra el Sr. Mesa apasionado culto á la belleza femenina y se nos presenta pagano en cuanto al espíritu por