turistas repetirán como fonógrafos las falsedades por sus maestros propaladas ó adoptarán al menos idéntica postura de espíritu para hablar de las cosas del país natal; seguirán, en una palabra, la moda extranjera y querrán emplear la manera de Rembrandt para pintar patios sevillanos y cármenes granadinos.
Los escritores que como el Sr. Mesa, poseen sólida cultura castiza y que se han formado trabajando en la obscuridad y en el silencio, no caen decididamente en tan deplorables extravíos; huyen de reflejar los propios sentimientos por medio de un estilo antiespañol; procuran con éxito que las páginas que escriben exhalen el perfume inmarcesible de nuestros inmortales hablistas; saben, en fin, librarse de la tiranía de la moda exótica en cuanto se refiere al ropaje de la obra literaria; pero no logran, sin embargo, al aventurarse por las sendas escabrosas de su difícil arte, conservar el gallardo continente de los capitanes de los viejos tercios; y