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Página:Ensayosdecritica00zayauoft.djvu/335

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amargo que se advierte en el lenguaje del señor Mesa para describir el despertar de la carne en los atribulados jóvenes esposos hace pensar, no en que todo el follaje se renueva en Primavera, sino en que el alma humana es tan inconstante para el dolor como para la alegría.

En «Mujeres» censura el Sr. Mesa, á propósito de las conferencias del Círculo de San Luis, el prurito de los conferenciantes de evocar ante el auditorio figuras, no de damas apasionadas y tiernas, sino de arrogantes y denodadas matronas. Aprovecha nuestro autor esta circunstancia para entonar á la juventud un himno algo epicúreo que también se resiente á mi ver de cierto decadentismo. El señor Mesa encuentra propio de la juventud el goce de los placeres carnales, y en esto no se equivoca; pero tal vez olvida que en épocas de decadencia como esta por la que actualmente atraviesa nuestra patria, todo estímulo á gozar de los placeres de la carne es de un