mi sentir impulsa á los grandes ingenios á exteriorizar sus ideas y sus emociones es en primer término, la creencia de que al publicarlos son verbo de las aspiraciones de una raza, como foco en donde se concentran todos los rayos luminosos que brotan del común esfuerzo de sus hermanos de casta ó de nación; y en segundo término, la confianza en el medio de expresión, que es su arma de combate, el orgullo satisfecho con que la esgrime y el deleite que experimenta al sorprender durante las peripecias de la lid, los grandes recursos ofensivos y defensivos que ese arma le procura.
En suma, el escritor, novelista ó poeta que tiene fe en los destinos de su nación y siente amor por las bellezas y conoce los matices de la lengua natal, se cree astro de luz propia y aspira á iluminar al mundo con el resplandor de sus propios rayos. Por el contrario, el autor que da ya por consumada la ruina del viejo solar y profesa, en alas de la ignorancia