que sigue al de Chacabuco y Maypú, en su importancia moral y material, para los hombres patriotas y de corazón noble y generoso. Y si los que han tenido en suerte la gloria de tomar parte activa en la epopeya de Caseros, siguen inspirándose en la noble tarea del complemento de la obra principiada el 3 de febrero, el engrandecimiento de los pueblos libres del sud será un hecho semejante á aquellas riquezas acumuladas por una generación en monumentos y conquistas, que constituyen un patrimonio, que el pasado lega y trasmite á la posteridad.»
« Solo de esta manera, viviendo siempre animados de esa noble y generosa emulación, pueden éstos ocupar un lugar distinguido en la alta sociedad de las naciones libres, porque de otra manera las tumbas de los mártires, cuya sangre ha servido para fecundar la tierra en que debía germinar la libertad, se conmoverían toda vez que viesen á sus sucesores degenerados. Porque los pueblos son libres, en cuanto son morales; y porque nada enaltece más que la satisfacción del deber cumplido.»
« Si somos los herederos de Belgrano y San Martín y tantos otros mártires de la libertad sud-americana y de sus glorias, debemos ser también los fieles ejecutores de sus obras; porque la sangre generosamente derramada en los campos de Caseros sería completamente estéril.»[1]
En términos tan exaltados y tan patriotas, saludó el doctor Rawson al sol que se levantó en Caseros, y la época de progreso y de libertad, tanto tiempo esperada, que en el
- ↑ Carta del señor Víctor Rodríguez al autor de esta Introducción.