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A LA LAGUNA NEGRA

imajinacion i pueda mirársele con cierta indiferencia. Al mismo tiempo, es menester estudiar la marcha que se seguirá, i marcar, por así decirlo, los pasos que deba darse. En seguida, no pensar mas en el peligro i no ocuparse sino del cuidado de seguir la ruta que nos hayamos prescrito. Pero, si no se puede soportar la vista de un precipicio i habituarse a él, es preciso renunciar a la empresa; pues, cuando el sendero es estrecho, es imposible mirar donde se pone el pié sin ver, al mismo tiempo, el precipicio; i esa vista, si os toma de improviso, os causa vértigos i puede ser la causa de vuestra muerte."

En uno de los cerros mas escarpados, pero donde la vejetacion desplegaba gran parte de su riqueza, pastoreaba alegremente un sin número de cabras, esos animalitos hechos espresamente, si puede usarse la frase, para las montañas; mas no eran, como dice Rambert, cabras del llano, caseras, perezosas, olfateando la pesebrera; eran verdaderas cabras de los montes, elegantes, de pelo brillante i sedoso, de ancas bien metidas, pié lijero i cabeza pequeña i fina.

En este pintoresco rebaño, habia algunas blancas como un copo de nieve, varias completamente negras, overas muchas, i otras rojas como los huanacos; i nada es mas alegre que esos terrenos cubiertos de musgo, matorrales i rocas donde se disemina al acaso esa variada colonia.

Desgraciadamente, esas preciosas bestias causan grandes estragos, pues devoran los retoños de los arbustos, destruyendo así los bosques a cuya sombra protectora brotan las aguas.