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La formacion de las pichi-lagunas es debida probablemente a un fuerte oleaje de vaiven ocasionado por algun terremoto o causa volcánica. Las lengüetas de guijo que separan las lagunas del lago son mui angostas i tendidas en el sentido de la costa, direccion que deben haber tenido el flujo i reflujo del oleaje. Puerto-Perez Rosales debe su existencia a la misma causa i debe ser coetáneo a la formacion de las pichi-lagunas.

La parte norte, oeste i sur del Llanquihue se encuentra respaldada por lomajes que se alzan escalonados, alcanzando su mayor altitud a uno o dos quilómetros hácia el interior; pero en la rejion occidental, la naturaleza del terreno es bien singular, A 6, 7 u 8 quilómetros de la ribera del lago, corre de norte a sur una faja de terrenos pantanosos de bordes mui irregulares, denominada el Ñadi. Su anchura es mui vária, siendo a veces cortada por terrenos enjutos i en otras partes por verdaderos charcos; pero en jeneral se ensancha de uno a tres quilómetros: le sigue al occidente otra faja de buenos terrenos, i luego un segundo Ñadi, menor que el primero i con mucho mas interrumpido; mas, todo esto es mui mal conocido i las opiniones de las personas que los han visitado, algo contradictorias.

El primero, o sea, el Ñadi propiamente dicho, ocupa un nivel inferior al del terreno que lo separa del lago, i de él nacen numerosos arroyos que corren hácia el norte unos, otros al oeste i algunos al sur. Seis quilómetros al oeste del desagüe del Llanquihue se encuentra una laguna de bastante tamaño i es, puede decirse, el estremo sur de aquella faja de pantanos que contornea al lago, corriendo al norte de él i propasando el paralelo de éste.

Las riberas del lago deben haber sido mui pobladas antes de la conquista, segun lo atestiguan los numerosos vestijios que se encuentran a cada paso, desde que los colonos han comenzado el desbosque i cultivo del suelo. Hachas de piedra, palas de azadones del mismo material, cachimbas i piedras de moler perfectamente labradas, es comun hallar enterradas cuando se roza el terreno. Estos utensilios son del todo idénticos a los que suelen encontrarse en los campos de la provincia de Valdivia i en las islas de Chiloé, cuya poblacion, no es posible poner en duda, era mui numerosa a la entrada de los conquistadores.

Los instrumentos mencionados i mui especialmente las hachas i piedras de moler, se encuentran en todas partes, desde las fal-