tros. Siendo avanzada la hora, suspenda el trabajo i me dirijí a Hualayhué en busca de alojamiento.
"En la noche sopló del norte con abundante lluvia; una ráfaga nos desbarato la carpa, que conseguimos armar a pesar de la lluvia i del viento, después de dos horas de trabajo. Amaneció lloviendo, calmando un tanto a mediodía, lo que me permitió levantar en parte el plano de la bahía. Esta bahía, única en la costa que ofrezca un buen asilo, es espaciosa i de bastante braceaje. La forma la costa del continente que desde punta Hualayhué se inclina al norte, terminando al este por las islas de Yanchid, Senhuao, Macun, etc., pertenecientes al grupo que cierra la boca de Comau i cuyos planos no levanté para terminar así la bahía, tanto por no hallarse incluidos en mis instrucciones, cuanto porque ello exijía un largo i detenido estudio que yo no me hallaba en el caso de efectuar a causa del mal estado de la embarcacion de que hacia uso.
"En el fondo de la bahía i hácia el NO. se halla situada la pequeña isla de los Manzanos. El canal que forma esta isla con el continente seca en las grandes mareas, estendiéndose el desplayo en el fondo de la ensenada mas de una milla. A espaldas de la isla Manzanos, se eleva de 500 a 1000 metros el cordon de cerros que corriendo al norte va a morir en la boca de Reloncaví, dejando hácia el occidente el estenso llano donde se esplota el alerce.
"El pequeño rio de Hualayhué desemboca hácia el centro de la bahía, es navegable por corto trecho para embarcaciones menores, i por él i en balsas bajan las maderas que se benefician en estos lugares. A mas de los esplotadores del alerce, concurren a esta bahía los mariscadores; pues sus desplayos ofrecen una abundante cosecha de este artículo, particularmente tacas i piures (Venus cineracea, de Nel. i Pyura Molinae).
"Anunciándose el tiempo no mui favorable i escaseando los víveres por otra parte, determiné regresar i terminar a mi paso la costa entre Hualayhué i punta Pachuapi. En esta última punta, llamándome la atencion tanto el color como la forma particular de su parte rocallosa, desprendí algunos trozos que acompaño a Ud. Al anochecer alojé en la ensenada de Lliguiman, donde tomé un práctico que me guiase al bajo de Santo Domingo. Por 25 centavos se ofreció un indíjena gustoso creyendo que