se trataba de una mera curiosidad; mas viendo que para ello íbamos a alojar ahí i al notar los instrumentos i demás accesorios que desembarcábamos, recordó nuestro hombre las tradiciones que de abuelo en abuelo se iban legando, i acercándose con miles de rodeos, nos dijo que era mui peligroso acercarse al susodicho bajo,, que en tiempo de su finado padre lo habitaba un camahueto que hacia zozobrar tocia embarcacion que llegaba a él, i que aun en el dia desaparecia cada vez que se trataba de buscarlo, por lo que pedia doble salario. Algunos dias después, reconociendo el banco de San José al norte de Quiullin, supe por el subdelegado de esa isla que sus habitantes tienen respecto del bajo la misma superticion, habiendo tenido que darles ánimo con su ejemplo, i abriéndoles así una fuente mas donde proveerse del excelente marisco.
"Es tan jeneral en estos isleños la creencia en camahuetos, challancos, brujos, etc., como jeneral es la inmoralidad que manifiestan en sus fiestas relijiosas, que celebran en loor del patron o patrona de las capillas u otros. Era viernes santo; viajaba por la isla Lagartija i el sur que ventava con violencia, me obligó a arribar a la isla Quihua, alojando en las cercanías de la capilla de San José. Multitud de indíjenas se hallaban agrupados en la ribera, que después supe venian al rezo cantado; acto que encabeza el patron o guardian de la capilla, haciendo coro el resto de los feligreses. Supe asimismo que el tal rezo duraria toda la noche, i ya algo me dijo que no habia de pasar mui bien. Efectivamente, a média noche un gran número de ellos se hallaban ebrios; nuestro vivac, como era natural, les llamó luego la atencion i a él se dirijieron con sus impertinentes i fastidiosas exijencias. Algunos dias después llegó a mis noticias que en la tal noche del rezo, mas de uno habia amanecido herido; una partida, por otra parte, habia asaltado la casa de un pobre hombre, disponiendo de la poca chicha que éste habia cosechado, i otros actos semejantes se ven continuamente en estas fiestas; i ello es natural, pues no son mas que otras tantas ocasiones que aprovecha la mayoría de los isleños para botar en chicha i aguardiente lo poco que han economizado.
"Volviendo ahora al bajo de Santo Domingo, este bajo se halla situado a poco menos de dos millas (3,440 metros) de la costa; solo descubre con aguas vivas i la parte que seca no se