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blanquecinos que las cubren. Cuando recorríamos esta costa, a mediodía, en calma i coa un fuerte calor, parecia que de las ondas salian inmensas manadas de carneros que, trepando las lavas de la ribera, ascendían las pendientes hasta perderse en los arenales superiores. Las capas atmosféricas, recalentadas cerca de la costa i sobre las laderas, producian ese miraje particular, por medio del movimiento ondutario que les es característico.

La rejion de lavas que descienden hasta el lago principia en el puerto del Volcan i se prolonga hacia el ONO. por 16 quilómetros. Las playas que suceden a continuacion son negras i formadas de arenas de escorias. Por otra parte, los riachuelos i torrentes que con profusion envian las quebradas, arrastran hácia el lago gran cantidad de materias volcánicas que forman prolongadas playas i placetas que ganan rápidamente hacia el Llaquihue.

Los trabajos de este dia fueron verdaderamente rápidos. Se trabajaron doce horas consecutivas i sin el menor descanso; pues la rejion era tan agria i desabrigada que era necesario salvarla a todo trance para llegar, antes de la noche, a la primera posesion de los colonos. La suerte nos favoreció admirablemente, con una calma chicha, que nos permitió mensurar 38 quilómetros de costa, satisfactoriamente. Durante este dia hemos podido apreciar en todo su valor la utilidad de los anteojos micrométricos de M. Rochon; sin tan preciosos instrumentos, creo poco menos que imposible poder formar el plano de una costa como la del Volcan. El terreno es inaccesible por su naturaleza i el bosque que tapiza algunos de sus puntos, aparte de los fuertes ribazos i de sus mil inflexiones, lo hace odiosísimo.

A las 7 de la tarde abordamos la rada en que se encuentra la posesion mas oriental de la colonia, vecina al Osorno. Se estableció el vivac sobre un terreno formado por arenas volcánicas, sacando a tierra los botes, para ponerlos a salvo de la marejada del sur que batia la costa.

Durante nuestros trabajos, me vino a la memoria lo que algun autor ha dicho respecto a las pocas aguas que recibe el Llanquihue, comparadas con las de su emisario. El lago recibe muchos torrentes i numerosos riachuelos caudalosos, como podrá verse en el plano. El Calbuco le envia algunos i el Osorno no menor cantidad, sumando todos ellos un caudal de aguas tal