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Página:Estudios históricos por Lord Macaulay - Biblioteca Clásica XVI (1879).pdf/427

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Federico el Grande.

en apariencia. Tanto es así, que de euantas colecciones de cartas existen, la correspondencia de estos dos séres extraordinarios, despues de su reconciliacion, es la serie de documentos más auténtica y luminosa que puede guiar las investigaciones de quien se proponga penetrar los misterios de la naturaleza humana. Comprendian ambos que su querella les causó grandísimo daño en la opinion pública, y por otra parte se admiraban mutuamente y se necesitaban. El gran rey habia menester del gran escritor para que trasmitiese á la posteridad la historia de sus hechos; pero las heridas que ambos se infirieron en su pasada enemiga eran demasiado profundas para poder cicatrizarse por completo, y demasiado recientes para no sentirse todavía.

Léjos de esto, la nueva correspondencia sólo sirvió á enconarlas, porque á vueltas de muchas palabras corteses y lisonjeras, de ofrecimientos de servicios, de promesas de amistad y de buenos propósitos, cada vez que recordaban lo pasado ¡con cuánta dureza y amargura lo hacian!

«Señor, escribia Voltaire el 21 de Abril de 1760, un pobre fraile del monasterio de Yuste, dijo á Cárlos V cierta vez: «¿No estais satisfecho con haber turbado el sosiego del mundo, sino que tratais de turbar la paz de un pobre monje que sólo pretende vivir tranquilo en su celda?» Yo soy como el fraile; pero vos no habeis renunciado á las grandezas y á las miserias humanas como Cárlos V... Mi hora postrera se acerca; no la turbeis con vuestras quejas injustas y vuestras recriminaciones, que me son tanto más sensibles, cuanto que vienen de vos. Harto daño me habeis hecho ya, indisponiéndome para siempre con el rey de Francia, poniéndome en el caso de renunciar á mis empleos y pensiones, maltratándome