mucho la crítica no aérea ni nebulosa. El primero de sus críticos es, sin duda, Macaulay. No hay autor más popular entre los ingleses modernos: todos los años se repiten las ediciones de sus Estudios y de su Historia.
¡Quiera Dios que llegue á igual popularidad entre nosotros, y no poco contribuirá á ello el Sr. Juderías Bender, sobre cuya traduccion siento no poder extenderme tanto como deseara! Difiere tanto de las traducciones que en España solemos ver; está hecha por tan elegante y discreta manera, con tanta facilidad y soltura, y con tan buena elocucion castellana, que bien merece más aplauso y crédito que muchas producciones originales. Fortuna ha sido la de Macaulay en caer en tan buenas manos. El que sepa cuánto difiere la construccion inglesa de la castellana, y cuán duras y escabrosas suelen salir las traducciones españolas de aquella lengua, apreciará en todo lo que vale el trabajo del modesto escritor que ha dado un texto de Macaulay agradable, sin tropiezos y con verdaderas condiciones literarias.