rarias;[1] la alfarería, como es lógico, la más destruirla, permite, en pocas piezas, apreciar los símbolos pintados, salvándose de la destrucción las notables piezas 673,[2] y 626; los objetos de cobre, escasísimos, apenas pueden reconocerse y los demás como ser los tejidos de diferentes substancias, cestos, mates, etc., sólo han dejado huellas.
A cerca de la antigüedad de esta población nos parece que sería arriesgado emitir opiniones de caráter estable, pero, las condiciones geológicas del terreno, el material acumulado y estudiado en su evolución, nos inducen á pensar que Kipón completó su ruina en época precolombiana.
No obstante estas conclusiones, impuestas teniendo á la vista los yacimientos, anotamos como punto capital de esta monografía, la estrecha relación entre el material de Kipón y el extraído posteriormente de «La Paya». Ambos son productos de una misma cultura aunque, posiblemente, no marquen un florecimiento contemporáneo; hay comunidades de forma, en general; los símbolos se repiten y el mismo procedimiento se observa en lo que se refiere á las inhumaciones.
El día que más abunde el material arqueológico de Kipón, podrá establecerse la relación verdadera que existe entre esta civilización del Norte del Valle Calchaquí y las restantes, adelantando, como dato ilustrativo que la cultura de la vieja Kipón no presenta, como la de «La Paya», conctacto alguno con la llamada Civilización Peruana del Pacífico.
1908.