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Amir y Arasi 199

CAPÍTULO XV

Bella amaneció la mañana; era un domingo.—Uu caballo enjaezado. esperaba á Amir á la puerta de su casa. ¡ Quedaba el joven. tan guapo. á caballo!... Con razón estaba doña Jova tan orgullosa de su hijo.


Amir montó, saludó con la mano á su madre é hizo un profundísimo saludo á la vecinita que esta vez no reía y miraba al joven boqui-abierta, diciéndose como siempre: “¡Que lindos son en verdad, estos castellanos! Pero ¿por qué me saluda si me he reído de él en su cara? Sintió que su semblante enrojecía. Me desprecia, no me hace caso”? — se dijo apenas. con un mohín de despecho. Ciertamente — pensó entristecida — he sido una tonta. — Si Enrique, supiera esto, se enojara... ¡ Mi- ren que me ha dicho veces que no me burle de nadie! ¡Si adivinara que él mismo ha sido blanco de mi chá- chara!... Soltó contenida carcajada, y suspiró... Luego monologó mas bajo: — Hubiera querido dar celos á Enrique con este apuesto castellano. Pero no hay duda de que este Amir es un altanero ó un des- preoenpado, ¡No me importa! continuó — no se ha fijado en mi pero tampoco le hace caso á Arasí que se muere por él. ¡Si será necia y pretensiosa Arasi! — Antes de fijarse en ella me mirará á mi ¡ya lo



ereco! Esto no precisa que me lo diga nadie, por qué yo lo sé muy bien. :

Amir, admirado de no llevar esta vez, monos, para la vecina, siguió calle arriba, muy campante

y satisfecho de sí mismo, pero bastante intranquilo,