Página:Eyherabide, Margarita. Amir y Arasi, novela..djvu/205

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Amir y Arasi 205 Arasi ni siquiera le respondió, grave y desdeñosa, — ¡Arasi, mírame!... repitió de nuevo Amir.

con amargura y con la voz temblorosa de ternura

v sentimiento.

Permaneció otra vez Arasi en mudo silencio. — ¡Perdóname! — repitió Amir —te he amado

siempre. ¡ Y ni una mirada tienes para mí!... ¡qué indigno debes considerarme!— ¡Oiga yo tu voz Arasi... divina mía!... ¡Oh! ¡No soy culpable!

-—- El mutismo de Arasi era absoluto. Alzó Amir el rostro; César lo estaba observando y ambos se comprendieron. Amir no podía ocultar su dolor y su pesar inmensos,

César, diligente y bueno, tomó á Amir del brazo y se interpuso discretamente entre su hermana y el joven.

Luisa, única confidente de su prima y dueña del secreto de aquellos amores; conocedora además dei carácter altivo de Arasí y adivinando en el joven uruguayo, un carácter igual, se consumía de impa- ciencia, comprendiendo el papel delicado que asumía César. Y luego, presintiendo una ruptura definitiva temblaba por Arasi, á quien reconocía apasionada- mente enamorada del gentil castellano.

— ¡Ah prima! —la decía momentos después — reflexiona... ¡piensa lo que haces!

— Ya lo he pensado demasiado — respondió Arasi con desprecio. Lo amo... pero no lo quiero. No sé si sabrás comprenderme.

—Es que ni siquiera hay manera de compren- derte respondió Luisa palideciendo. ¡Lo amas, pero no lo quieres. ..!

—No importa — y Arasí movió lentamente la cabeza. ¡yo me comprendo sola !