Página:Eyherabide, Margarita. Amir y Arasi, novela..djvu/224

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

224 Margarita Eyherabide


CAPÍTULO XIX

Aquello era una colmena en plena alborada. La pasiva indiferencia había huído en histérico des- bande; la medianía calmosa, desaparecía al peso de la fuerza colectiva. Era el hormigueo reverberante de la acción.

El adelanto batía sus alas de regeneración, rom- piendo con redención heroica la preponderante pasividad de la inercia. — Tranquilas embarcacio- nes pequeñas, ostentando como en un día de fiesta, lucidas handerillas blancas y celestes, que armo- nizan con el verde. amarillo y azul de las bande- ras brasileras, se mecen gallardamente, rompiendo la frágil limpidez de las aguas del río Yaguarón.

Y los verdes camalotes de flores lilas, inclinán- dose al rápido movimiento del oleaje, parece que nos dicen: — ¿No ven como no nos engañábamos ? -- ¿Ho ven como somos tan vuestros como de ellos?

—La voluntad tuvo que desafiar el capricho im- petuoso de las aguas del río, en la época de las crecientes, y, la ubicación del pueblo de Artigas, cambióse, preferentemente ¿para donde? ¿para el pueblo nmediato?...

““ “Y, batiendo el ** record ”” la locomotora, sober- bia, anunciadora, cruza los campos trillados antes, por la torpe carga de los vehículos pesados ””

La estación está á una cuadra de la casa blanca «ue se alza ahora, en medio de un elegante parque. La flamante verja se abre para dar paso á dos bellí- simas señoras, acompañadas por un elegante caba- llero.