Amir y Arasi 225
— Amigo mío — murmura la de talle menos del- gado —la promesa del señor Progreso, está cum- plida; tiempo es ya de que yo cumpla la mía, y lo mira con deliciosa ternura.
—O0 de que la cumplamos los dos — responde Amir, sonriéndola enamorado.
— No ohstante — añade Arasi — creo luchar aquí con una contravención.
— ¿Qué dices tú, Luisa? — interroga y volviendo el rostro, mira graciosamente á la otra joven.
¡Ah! — dice Luisa — confieso que estaba ente- ramente distraída, ¿4 qué hacen ustedes referencia ?
— ¿El oriental ó el inglés? — insiste Arasi, riendo.
— Luisa tornáse roja como el coral de los botones de su traje.
— Te había prometido un oriental — continúa Arasi inflexible—pero, ahora, añado los ingleses que has visto frecuentemente en la estación. Y soltó armoniosa carcajada.
— Ni el oriental ni el inglés — responde Luisa, confusa pero haciendo broma, para sostener el sim- pático acento de su prima.
—Mamá me ha iniciado en un secreto, dijo enton-
ces Amir en tono de confidencia. Creo que mamá no se equivoca, porque es una excelente observadora. Y continuó: —¿El oriental? ¡No! ¿El inglés? ¡no! ¡El brasilero!... ¡César!
FIN DE LA NOVELA