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FÁBULAS

Á este pobre animal, manso y cobarde?
¿No sería mejor hacer alarde
De devorar á dañadoras fieras;
Ó ya que resistencia hallar no quieras,
Cebar tus uñas y tu corvo pico
En el frio cadáver de un borrico?
Cuando el Escarabajo así decia,
El Águila con desprecio se reía;
Y sin usar de más atenta frase,
Mata, trincha, devora, pilla, y vase.
El pequeño animal así burlado,
Quiere verse vengado.
En la ocasion primera
Vuela al nido del Águila altanera:
Halla solos los huevos; y arrastrando,
Uno por uno fuélos despeñando.
Mas como nada alcanza
Á dejar satisfecha una venganza,
Cuantos huevos ponia en adelante,
Se los hizo tortilla en el instante.
La reina de las aves sin consuelo,
Remontando su vuelo,
Á Júpiter excelso humilde llega,
Expone su dolor, pídele, ruega
Remedie tanto mal. El dios propicio,
Por un incomparable beneficio,
En su regazo hizo que pusiese,
El Águila sus huevos, y se fuese;