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FÁBULA XLV.
Los quatro Lisiados.
Un Mudo á nativitate,
Y mas sordo que una tapia,
Vino á tratar con un Ciego
Cosas de poca importancia.
Hablaba el Ciego por señas,
Que para el Mudo eran claras;
Mas hízole ótras el Mudo,
Y él á obscuras se quedaba.
En este apuro, traxeron,
Para que los ayudara,
A un Camarada de entrambos
Que era Manco por desgracia.
Éste las señas del Mudo
Trasladaba con palabras,
Y por aquel medio el Ciego
Del negocio se enteraba.