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Advertencia del editor
ÍNDICE
DE LAS FÁBULAS
Y
DE SUS ASUNTOS
notas á libro ajeno. Pág. 24.
Fábula XI. Los dos Conejos.
No debemos detenernos en qüestiones
frivolas, olvidando el asunto principal. Pág. 25.
Fábula XII. Los Huevos.
No falta quien quiera pasar por Autor
original, quando no hace más que repetir con
corta diferencia lo que otros muchos han
Fábula XIII. El Pato y la Serpiente.
Mas vale saber una cosa bien, que
Fábula XIV. El Manguito, el Abanico y el Quitasol.
También suele ser nulidad el no saber mas
que una cosa: extremo opuesto del defecto
reprehendido en la Fábula antecedente. Pág. 32.
Fábula XV. La Rana y el Renaquajo.
¡Que despreciable es la Poesía de mucha
quién es su Autor, suele vituperarla despues
Fábula XXII. La Lechuza.
Y
Fábula XXIII. Los Perros y el Trapero.
Atreverse á los Autores muertos y nó á los
vivos, no sólo es cobardía, sino traicion. Pág. 48.
Fábula XXIV. El Papagayo, el Tordo y la Marica.
Conviene estudiar los Autores originales, nó
los Copiantes y malos Traductores. Pág. 51.
Fábula XXV. El Lobo y el Pastor.
El libro que de suyo es malo, no dexa de
serlo porque tenga tal qual cosa buena. Pág. 52.
Fábula XXVI. El León y el Águila.
Los que quieren hacer á dos partidos,
suelen conseguir el desprecio de ambos. Pág. 54.
Fábula XXVII. La Mona.
Hai trages propios de algunas profesiones
literarias, con los quales aparentan múchos el
talento que no tienen. Pág.56.
Fábula XXVIII. El Asno y su Amo.
Quien escribe para el Público, y no escribe
bien, no debe fundar su disculpa en el mal
Fábula XXIX. El Gozque y el Macho de noria.
Nadie emprenda obra superior á sus
Fábula XXX. El Erudito y el Ratón.
Hai casos en que es necesaria la crítica
Fábula XXXI. La Ardilla y el Caballo.
Algúnos empléan en obras frívolas tanto afan
como ótros en las importantes. Pág.68.
Fábula XXXII. El Galán y la Dama.
Quando un Autor ha llegado á ser famoso,
tódo se le aplaude. Pág.71.
mérito el que hace venal el ingenio. Pág.82.
Fábula XXXIX. El Retrato de Golilla.
Si es vicioso el uso de voces estrangeras
modernamente introducidas, también lo es,
por el contrario, el de las antiquadas. Pág.84
Fábula XL. Los dos Huéspedes.
Las portadas ostentosas de los libros engañan
Fábula XLI. El Té y la Salvia.
Algúnos sólo aprecian la Literatura
estrangera, y no tienen la menor noticia de
Fábula XLII. El Gato, el Lagarto y el Grillo.
Por mas ridículo que sea el estilo
retumbante, siempre habrá necios que le
aplaudan, sólo por la razon de que se quedan
Fábula XLIII. La Música de los Animales.
Quando se trabaja una obra entre muchos,
cada uno quiere apropiársela si es buena, y
echa la culpa á los ótros si es mala. Pág.94.
Fábula XLIV. La Espada y el Asador.
Contra dos especies de malos Traductores. Pág.99.
Fábula XLV. Los quatro Lisiados.
Las obras que un particular puede
desempeñar por sí sólo , no merecen se empleé
en ellas el trabajo de muchos hombres. Pág.102.
Fábula XLVI. El Pollo y los dos Gallos.
No ha de considerarse en un Autor la edad,
Fábula XLVII. La Urraca y la Mona.
El verdadero caudal de erudicion no consiste
en hacinar muchas noticias , sino en recoger
con eleccion las útiles y necesarias. Pág.107.
Fábula XLVIII. El Ruiseñor y el Gorrión.
Nadie crea saber tanto, que no tenga más
La Naturaleza y el Arte han de ayudarse
Fábula LV. El Juez y el Bandolero.
La costumbre inveterada no debe autorizar
lo que la razon condena. Pág.128.
Fábula LVI. La Criada y la Escoba.
Hai Correctores de obras ajenas , que añaden
mas errores de los que corrigen. Pág.130.
Fábula LVII. El Naturalista y las Lagartijas.
A ciertos libros se les hace demasiado favor
Fábula LVIII. La discordia de los Reloxes.
Los que piensan que con citar una autoridad,
buena ó mala , quedan disculpados de
qualquier yerro, no advierten que la verdad
no puede ser mas de úna, aunque las
opiniones sean muchas. Pág.136.
Fábula LIX. El Topo y otros Animales.
Nadie confiesa su ignorancia, por mas
potente que ella sea. Pág.138.
Fábula LX. El Volatín y su Maestro.
En ninguna facultad puede adelantar el que
no se sujeta á principios. Pág. 141.
Fábula LXI. El Sapo y el Mochuelo.
Hai pocos que den sus obras á luz con aquella
desconfianza y temor que debe tener todo
Escritor que no esté poseído de vanidad. Pág 143.
Fábula LXII. El Burro del Aceitero.
A los que juntan muchos libros, y ninguno
Fábula LXIII. La contienda de los Mosquitos.
Es igualmente injusta la preocupacion
exclusiva á favor de la Literatura antigua,
ó á favor de la moderna. Pág.146.
Fábula LXIV. La Rana y la Gallina.
Al que trabaja algo, puede disimulársele que
lo pregone: el que nada hace, debe callar. Pág.151.
Fábula LXV. El Escarabajo.
Lo delicado y ameno de las Buenas-Letras,
no agrada á los que se entregan al estudio de
una erudicion pesada y de mal gusto. Pág.152.
Fábula LXVI. El Ricote erudito.
Descubrimiento útil para los que fundan su
ciencia únicamente en saber muchos títulos
Fábula LXVII. La Víbora y la Sanguijuela.
No confundamos la buena crítica con la
mala. Pág. 157.
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