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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/101

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Facundo

visible, tanto que fué necesario rehacer la geografía administrativa de las colonias, para ponerla al frente de un virreinato creado exprofeso para ella.

En 1806 el ojo especulador de la Inglaterra recorre el mapa americano, y sólo ve á Buenos Aires, su río, su porvenir. En 1810 Buenos Aires pulula de revolucionarios avanzados en todas las doctrinas antiespañolas, francesas, europeas. ¿Qué movimiento de ascensión se ha estado operando en la ribera occidental del Rio de la Plata? La España colonizadora no era ni comerciante ni navegante: el Río de la Plata era para ella poca cosa; la España «oficial» miró con desdén una playa y un río. Andando el tiempo, el río había depuesto su sedimiento de riqueza sobre esa playa; pero muy poco del espíritu español, del gobierno español. La actividad del comercio había traído el espíritu y las ideas generales de Europa; los buques que frecuentaban sus aguas, traían libros de todas partes y noticias de todos los acontecimientos políticos del mundo. Nótese que la España no tenía otra ciudad comerciante en el Atlántico.

FACUNDO La guerra con los ingleses aceleró el movimiento de los ánimos hacia la emancipación y despertó el sentimiento de la propía importancia. Buenos Aires es un niño que vence á un gigante, se enfatúa, se cree un héroe, y se aventura á cosas mayores.

Llevada de este sentimiento de la propia suficiencia, inicia la revolución con una audacia sin ejemplo; la lleva por todas partes, se cree encargada de lo alto de la realización de una grande obra. El «Contrato Social» vuela de mano en mano; Mably y Raynal son los oráculos de la prensa; Robespierre y la Convención los modelos. Buenos Aires se cree una continuación de la Europa, y si no confiesa francamente que es francesa y norteamericana en su espíritu y tendencias, niega su origen español, porque el gobierno español, dice, la ha recogido después de adulta. Con la revolución vienen los ejércitos y la gloria, los triunfo y los reveses, las revueltas y las sediciones.

Pero Buenos Aires, en medio de todos estos vaivenes, muestra la fuerza revolucionaria de que está dotada. Bolívar es todo. Venezuela es la peana de aquella colosal flgura; Buenos Aires es una ciudad entera de revolucionarios; Belgrano, Rondeau, San Martín, Alvear v los cien nerales que mandan sus ejércitos, son sus instrume