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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/102

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Domingo F. Sarmiento

DOMINGO F. BARMIENTO sus brazos, no su cabeza ni su cuerpo. En la República Argentina no puede decirse: el general tal libertó el país», sino la junta, el directorio, el congreso, el gobierno, de tal ó tal época, mandó al general tal que hiciese tal cosa» etc. El contacto con los europeos de todas las naciones es mayor aún desde los principios, que en ninguna parte del continente hispano—americano: la «desespañolización y la europeificación se efectúan en diez años de un modo radical, sólo en Buenos Aires, se entiende.

No hay más que tomar una lista de vecinos de Buenos Aires, para ver cómo abundan en los hijos del país los apellidos ingleses,. franceses, alemanes, italianos. El año 1820 se empieza á organizar la sociedad según las nuevas ideas de que está impregnada, y el movimiento continúa hasta que Rivadavia se pone á la cabeza del gobierno.

Hasta este momento, Rodriguez y Las Heras han estado echando los cimientos ordinarios de los gobiernos libres. Ley de olvido, seguridad indvidual, respeto á la propiedad, responsabilidad de la autoridad, equilibrio de los poderes, educación pública, todo, en fin, se cimenta y constituye pacíficamente. Rivadavia viene de Europa, se trae á la Europa; más todavía: desprecia á la Europa; Buenos Aires, y, por supuesto decían, la República Argentina realizará lo que la Francia republicana no ha podido, lo que la aristocracia inglesa no quiere, lo que la Europa despotizaba echa de menos. Esta no era una ilusión de Rivadavia; era el pensamiento general de la "ciudad», era su espíritu y si tendencia.

El más ó el menos en las pretensiones dividía los partidos, pero no ideas antagónicas en el fondo. Y qué otra cosa había de suceder en un pueblo que sólo en catorce años había escarmentado á la Inglaterra, correteado la mitad del continente, equipado diez ejércitos, dado cien batallas campales, vencido en todas partes, mezclándose en todos los acontecimientos, violado todas las tradiciones, ensayado todas las teorías, aventurándolo todo, v salido bien en todo; que vivia, se enriquecía, se civilizaba?

Qué había de suceder, cuando las teorías de gobierno, la fe política que le había dado la Europa, estaba plegada de errores, de teorías absurdas y engañosas, de malos principios; porque sus políticos no tenían obligación de saber más que los grandes hombres de la Europa, que