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Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/110

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Domingo F. Sarmiento

Ensayos.DOMINGO F. SARMIENTO

CAPÍTULO IV

Acciones del Tala y del Rincón


¡Cuánto dilata el día! Mañana quiero galopar diez cuadras sobre un campo de cadáveres.

SHAKSPEARE.

Tales como lo hemos pintado, a en 1825 la sonomía política de la República, cuando el gobierno de Bue nos Aires invitó á las provincias á reunirse en un congreso para darse una forma de gobierno general. De todas partes fué acogida esta idea con aprobación, ya fuese que cada caudillo contase con «constituirse» caudillo egitimo de su provincia, ya que el rrillo de Buenos Aires ofuscase todas las miradas, y fu se posible negarse sin escándalo á una pretensión tan racenal. Se ha impuesto al gobierno de Buenos Aires como a falta haber promovido esta cuestión, cuya solución debía ser tan funesta para él mismo y para la civilización; pero toda civilización, como las religiones mismas, es generalizadora, propagandista, y mal creería un hombre que no deseara que todos creyesen como él.

Facundo recibió, en La Rioja la invitación, y acogió la idea con entusiasmo, quizá por aquellas simpatias que los espiritus altamente dotados tienen por las cosas esencialmente buenas.

A esta sazón la República se preparaba para la guerra del Brasil, y á cada provincia se había encomendado la formación de un regimiento para el ejército. A Tucumán vino con este encargo el general La Madrid que, impaciente por obtener los reclutas y elementos necesarios para levantar su regimiento, no vaciló mucho en derrocar aquellas autoridades morosas, y subir él al gobierno, á fin de expedir los decretos convenientes al efecto. Este acto subversivo ponía al obie: de Buenos Aires en una posición delicada. Había desconfianza en los gobiernos, celos de provincia, y el coronel La Madrid, venido de Buenos Aires y trastornando un gobierno provincial, lo hacía aparecer á los ojos de la nación como instigador.

Para desvanecer esta sospecha, el gobierno de Buenos Aires